lunes, 30 de noviembre de 2009

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Una día salí muy temprano de casa para ir a trabajar. Iba observando la gente que caminaba por una avenida principal; había poco tráfico y todo estaba bastante tranquilo. Siempre recuerdo que todos vamos a prisa y sabes que tu llegaras a casa como si nada.

Pero entre tanto mirar y mirar te das cuenta del centenar de cosas que pasan a tu alrededor. En mi caminar haye a una persona que era de la calle estaba sucia, mal vestida, con un olor apestoso del cual nadie se acercaría pero sobre todo con una mirada que te deja sin aliento era un pordiosero. Caminando en dirección hacia mi trabajo notaba que todos pasaban por su lado y nunca nadie se detenía si quiera a ver si se encontraba bien. El como todo un ser humano se quedaba sentado mirando a todo el mundo pasar. El nunca trató de hablar, y jamás dijo una palabra.

Al día siguiente decidí caminar hacia el para ver si se encontraba ahí. Faltando pocos metros, lo vi sentado en el mismo lugar en el que estaba ayer, con la misma mirada de fugaz en sus ojos.

Me dirigí hacía el; al acercarme note que en sus ojos radiaba mucha historia. El me miró, y su mirada me rompió el alma. Me senté a su lado y sonriendo le dije "hola".

El me miró sorprendido y con una voz muy baja respondió a mi saludo. Hablamos hasta que los últimos rayos de sol desaparecieron. Cuando nos quedamos sólo nosotros dos y teniendo a la luna como lumbrera le pregunté por qué miraba a toda la gente .

El me miró y con lágrimas en los ojos me dijo:
- Porque soy diferente.

Yo respondí con una sonrisa:
- Lo eres.

Y el dijo aún más triste:
- Lo sé.

Entonces yo le contesté:
- Ser diferente no es malo. Tú me recuerdas a ala persona que amo pues su mirada es la mas hermosa que eh visto, dulce y cálida.

El me miró, sonrió y por primera vez sus ojos brillaron con la luz de la alegría.
Despacio el se levantó y dijo:
- ¿Es cierto lo que acabas de decir?

- Sí -le respondí.. -Eres un ser humano que del cual nosotros podemos aprender.

El movió su cabeza afirmativamente y sonrió.
Ante mis ojos algo maravilloso ocurrió. Como yo tu puedes terminar así. El me miró sonriente y dijo:

- Yo soy una persona que solo refleja en lo que pueden terminar tu y los demás. Así como tratar de llenar tus ansias y terminar sin nada así podemos quedar.

No sabía que decir. El me dijo:
- Por primera vez pensaste en alguien más. Mi misión está cumplida.
Yo me levanté y pregunté por qué nadie la había ayudado o escuchado.

El me miró y sonriendo dijo:
- Tú eres pocas personas que aun confían de nosotros y que pueden ser recompensados por no ignorar a gente como yo. - Se levanto, camino y se fue dejando me una pequeña flor cortada del césped.

Después de ese encuentro mi vida toma en cuenta que el mundo es muy elitista y grosero ante todo. Escuchar esa gente es de aprender de alguien que vivió como rey y termina como animal en la calle.

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